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Los ataques de pánico pueden estar relacionados con la mala alimentación

Los ataques de pánico se han vuelto cada vez más comunes, tomando por sorpresa a muchos que no entienden por qué los sufren si no padecen estrés o no viven situaciones que los pongan inusualmente nerviosos. Sin embargo, son muchos los factores que pueden provocarlos, y uno de ellos es la mala alimentación.

– LULÚ FARRERA / Directora de Salud Integral Inteligente –

La sintomatología de un ataque/crisis/trastorno de pánico (o de ansiedad) suele involucrar taquicardia, sudoración, problemas para respirar y confusión mental, entre otros. Estos ataques ocurren en momentos impredecibles, sin factores desencadenantes obvios, por lo que llevan a la víctima a pensar que en cualquier momento podría volverlos a experimentar, lo que lo llena de inquietud y tensión constante.

Es posible que una persona que padezca estos ataques se desanime e incluso avergüence por no poder llevar a cabo rutinas normales como ir a la escuela o trabajar, y su calidad de vida resulta afectada. Los ataques de pánico con frecuencia comienzan a finales de la adolescencia o a principios de la edad adulta, y las mujeres los padecen con más frecuencia que los hombres.

Un ataque de pánico es un miedo irracional e incontrolable que nos rebasa, y suele estar relacionado con traumas psicológicos o factores emocionales desconocidos. Algunos investigadores han descubierto que la amígdala cerebral y ciertos procesos biológicos juegan un papel clave en el miedo y la ansiedad, pues cuando se activa el sistema de alerta en el cerebro éste prepara al cuerpo para huir o defenderse, modificando la neuroquímica y la sintomatología física. Es decir, las personas con ataques de pánico malinterpretan sensaciones corporales inofensivas como amenazas.

Regularmente, todos los esfuerzos llevados a cabo para ayudar a las personas que los sufren, se basan en terapias psicológicas y/o fármacos tranquilizantes para aliviar la ansiedad, repitiéndole al paciente que tiene que aprender a dominar sus pensamientos para no producir los síntomas. Sin embargo, no perdamos de vista que nuestros pensamientos se generan en el cerebro, y este es un órgano físico que responde a mensajes químicos. Por lo tanto, es importante observar si lo estamos alimentando correctamente. Te sugiero tomar en cuenta los siguientes consejos para reducir las posibilidades de padecer estos ataques:

  • Duerme mejor, haz ejercicio físico y procura controlar tus niveles de estrés.
  • Elimina o reduce el consumo de: azúcares, carbohidratos refinados, frutas excesivamente dulces, frutos secos, jugos de frutas, papas, betabel, maíz, alcohol, café, té y refrescos.
  • Aumenta el consumo de proteínas (animales o vegetales) y de los siguientes suplementos: zinc, cromo, magnesio, potasio, glutamina, glicina y vitaminas B, C y D.
  • No dejes pasar más de tres horas sin comer.
  • No hagas ayunos prolongados.

En conclusión, es importante tener en cuenta que no todos los casos de ansiedad y ataques de pánico son debidos a desequilibrios emocionales, pues en algunos casos el problema puede radicar en un desequilibrio de la glucosa. Muchos casos de ataques de pánico han sido resueltos de forma muy sencilla: equilibrando los niveles de glucosa de la sangre con una buena alimentación, nutrientes y ejercicio.

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