Hace ya bastantes meses que el planeta dio un giro brutal que nos llevó desde el miedo y la decisión abrupta de comprar grandes cantidades de papel de baño, hasta cambiar nuestros hábitos tanto de vida como laborales (home office) y/o estudiantiles (clases virtuales), además de un sinfín de cambios en nuestras rutinas de alimentación y de actividad física (que en algunos casos solo consisten en ir del dormitorio a la cocina, al baño y al sillón).

– DANIEL LOVERA / Médico Bariatra Clínico –
Apenas inició la pandemia se dictaminaron grupos de alto riesgo, entre los cuales, por supuesto que destacaron los individuos con enfermedades como sobrepeso, obesidad, hipertensión y diabetes, entre otras. Algunos tomaron cartas en el asunto y decidieron mejorar sus hábitos, mientras que los otros, más temerarios, continuaron con una mala alimentación y nula actividad física o ejercicio.
En la práctica del día a día, es muy común que en la consulta se presente algún paciente post-COVID19, que con grandes esfuerzos logró vencer la enfermedad en su momento más crítico. En la mayoría de ellos, afortunadamente, existe un cambio de mentalidad: volver a vivir como si fuera una segunda oportunidad, un regalo, un nuevo día y el comienzo de una vida saludable en donde el pilar de la salud es la sana alimentación y el ejercicio físico constante.

¡No nos esperemos hasta que venga otra pandemia! Ahora mismo, el universo nos plantea la invitación de vestir esa ropa deportiva y llenarla de orgullo, de ingerir los alimentos que más nos pueden ayudar, tanto a nuestro cuerpo como a nuestro planeta, y de unirnos cada vez más fuertes y sanos para vivir esta vida y agradecer cada día como una nueva oportunidad.
Ejercítate, ríe, sueña, come mejor, vive saludable… ¡Bienvenida, nueva normalidad!
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