Hoy nos encontramos en una etapa crucial de la pandemia: gracias a los esfuerzos y avances para la distribución de las vacunas y la disposición de la gente para vacunarse, los casos de COVID se han mantenido, hasta el momento, sin crecimientos preocupantes.

– Dr. Alfredo Victoria / Especialista en Salud Pública, Medicina Preventiva y Epidemiología –
Sin embargo, la combinación de la temporada invernal con los periodos festivos y vacacionales de noviembre a enero, podría significar un aumento drástico en los casos, ya que habrá una mayor convivencia, movilidad y por lo tanto, más contagios. Si relajamos las medidas preventivas, podríamos ver en el país una cuarta ola de COVID-19 para noviembre, con un mayor número de contagios y defunciones, proyección que también está respaldada por el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud y distintos organismos de salud. El aumento de casos y muertes por COVID-19 podría comenzar a finales del mes de octubre y principios de noviembre, donde se podría presentar un nuevo pico, incluso mayor al de la tercera ola, y que comenzaría a disminuir hasta mediados de enero.
Es importante que aprendamos de la experiencia que hemos vivido en el último año y medio de pandemia y que no volvamos a cometer los mismos errores. Hay que recordar que el año pasado, por estos meses, sufrimos un brote similar y fue muy grave. Las probabilidades de una nueva ola son altas, ya que este periodo de fin de año es muy
estimado por todos. Son fechas que esperamos con mucho cariño porque nos acercan a nuestras familias y seres queridos. Pero hay que ser precavidos y considerar que este tipo de actividades pueden significar un gran riesgo de infección, aún después de estar vacunados, ya que generalmente se realizan en espacios cerrados donde se reúnen muchas personas.

Además, no podemos olvidar que en esta temporada invernal ya hay virus respiratorios circulando, como es el caso de la influenza. Al haber una mayor apertura y convivencia, aunado a la reapertura de las actividades económicas y sociales, como las escuelas, los trabajos, restaurantes, bares y reuniones familiares, veremos la aparición de enfermedades respiratorias que no circularon con tanta fuerza el año pasado porque había restricciones más fuertes, además de las infecciones por coronavirus. Las bajas temperaturas y el aumento de reuniones familiares en espacios cerrados harán más fácil la transmisión de los virus respiratorios y será más probable que aumenten los casos de influenza, catarro, neumonía y COVID-19.
Será importante que acudamos al médico en cuanto presentemos los síntomas de alguna infección respiratoria para diagnosticar correctamente de qué enfermedad se trata y poder controlarla a tiempo, ya que sus síntomas son similares y podrá ser más complicado identificarlas. Y, sobre todo, no debemos bajar la guardia. Hay que mantener las medidas de prevención e higiene y continuar con los esquemas de vacunación de COVID e influenza para disminuir la transmisión de estas enfermedades y no sufrir una nueva ola de contagios. Trabajando juntos podemos hacerle frente a esta pandemia y salvar vidas.
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