YAMILÉ MURAD / Asesora nutricional
Convertirnos en padres va más allá de sólo engendrar a un pequeño. Tiene que ver con la visión y la capacidad de poder brindarle las herramientas necesarias para que pueda comprender y enfrentar el mundo. En este sentido, los padres tóxicos, lejos de fomentar una madurez personal, suelen fomentar codependencia e inseguridad.
Fomentar la madurez personal y la seguridad en los niños es una tarea que requiere de dedicación y buen juicio, para permitirles crecer sanamente, sin anclas físicas y emocionales. Los hijos de padres tóxicos serán adultos con baja autoestima, inseguros, sumisos y emocionalmente inestables; muchos estudios han determinado que también pueden presentar problemas metabólicos como obesidad, enfermedades cardiovasculares, problemas musculo-esqueléticos y otras dolencias crónicas.
Si crees tener o haber tenido padres tóxicos, y has notado como su influencia ha modificado tu conducta o autoestima, te recomiendo acudir con un especialista. Nunca será tarde para ello. Un terapeuta te ayudará a enfrentar el difícil pasado y a superarlo. La capacidad de recuperación de los niños es tan grande que, si tú y ellos reciben el tratamiento clínico y psicológico adecuado y además mejora su entorno familiar, los daños podrán repararse.
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