Para aprender se necesita, primero, saber qué se puede aprender; segundo, ser maestro de sí mismo para poder aprender, y tercero, estar dispuesto a aceptar el cambio que provocará el conocimiento.
ALEJANDRO JODOROWSKY / psicomago
Un cazador, que buscaba la pista de un león, preguntó a un leñador si había visto huellas del felino. Éste le respondió: “Conozco el sitio donde se cobija… ¡Voy a mostrarte al león mismo!”. El cazador se puso blanco de miedo y, entre castañeteos de dientes, confesó: “Sólo busco la pista, pero no al león”.
Esta historia puede ser aplicada a aquellos que buscan el conocimiento. Para aprender se necesita, primero, saber qué se puede aprender; segundo, ser maestro de sí mismo para poder aprender, y tercero, estar dispuesto a aceptar el cambio que provocará el conocimiento.
Gran parte de la falta de aprendizaje se debe a la creencia de que no se tienen capacidades para aprender. Luego, la pereza de creer que todo se recibirá de un maestro. Y, por fin, el miedo al cambio que hace que el discípulo luche contra aquello mismo que quiere aprender.
¿Por qué el cambio aterroriza? Porque nuestro ser esencial es ilimitado y participa de la eternidad universal, mientras que nuestro limitado ego, siempre angustiado, quiere perdurar, quedarse dentro de sus límites para siempre, igual a sí mismo. Mas, para ser inmortal, tiene que conocer y eso lo llena de terror, pues si le dice a su esencia: “Tengo miedo de morir… ¿qué debo hacer para impedirlo?”, ella le contestará: “Si quieres alcanzar la eternidad, debes primero morir. Sólo cambiando radicalmente, eliminando tus amarras al pasado, abandonando los intereses que te atan a lo que posees, perdiendo tu personalidad, tu nombre, tu rostro, tus ideas, muriendo en vida para otra vez nacer, es decir mutando, podrás salvarte”.
Así como el cazador sigue las huellas, pero rehúye enfrentarse al león, el ego teme enfrentarse al conocimiento. Para perdurar, debe dejar de ser tal cual es. Para cazar al león debe dejar que éste se lo coma. El ego debe disolverse en el ser esencial. La bestia duerme en su caverna. Él tiene que entrar en la oscuridad y despertarla. Cuando el león despierta, el cazador se esfuma.
El ejercicio del espejo
Para que desarrolles tu conciencia, te voy a proponer un importante ejercicio de liberación mental. Trabajarás tu auto-engaño sagrado. El inconsciente, cuando le mientes sabiendo que le mientes, acepta como verdadero lo sublime que le dices que eres y comienza a realizarlo. Compra un espejo nuevo (en el que nadie se haya mirado), escóndelo y úsalo sólo tú mism@, con el exclusivo fin de desarrollar tus valores.
- Mírate en tu espejo y acepta con objetividad tu tontera, ignorancia e insignificancia. Luego exclama: “¡Soy inteligente, sabi@, yo existo!”.
- Mírate en tu espejo y acepta tu agresividad, deseos destructivos y tu egoísmo. Luego exclama: “¡Soy buen@, soy pur@, estoy unid@ al mundo!”.
- Mírate en tu espejo y acepta tus complejos creativos, debilidad moral e impotencia. Luego exclama: “¡Soy fértil, soy fuerte, lo puedo todo!”.
- Mírate en tu espejo y acepta que no tienes bastante dinero, que te sientes fe@ y que temes enfermarte. Luego exclama: ¡Soy ric@, soy bell@, tengo una salud perfecta!”.
Es importante que nadie se mire en tu espejo, y que repitas este ejercicio tantas veces como te sea necesario… ¡Haz de tu inconsciente un aliado!
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