La limpieza previa al maquillaje es vital para lucir una imagen impecable, radiante y saludable.
MÓNICA VEGA / asesora en maquillaje
Una buena limpieza facial debe cumplir con cinco funciones: limpiar, exfoliar, refrescar, humectar y proteger. Con un rostro limpio tu maquillaje lucirá luminoso y sensacional, pero antes de esta limpieza debes de conocer qué tipo de piel tienes:
- Piel normal. No es demasiado grasa ni demasiado seca, y sus poros no son visibles. Es una piel equilibrada. Te recomiendo el uso de productos en crema, así como sueros.
- Piel seca. Se siente tirante y con una sensación de rigidez. Puede aparecer descamación y cierto enrojecimiento con picor. Mi recomendación es que uses productos en crema y sueros.
- Piel mixta. Es grasa en la zona T (frente, nariz y mentón), y en las mejillas hay cierta resequedad. Los poros son más visibles en la zona T. Usa productos en gel y sueros, y una mascarilla una vez por semana.
- Piel grasa. Tiene un aspecto brillante y sus poros son muy visibles. Se trata de un cutis con tendencia al acné, espinillas y puntos negros. Es importante usar productos en gel y sueros, además de mascarillas, y obtendrás un acabado mate libre de imperfecciones.
Como en todo, aquí no hay magia sin constancia y disciplina: realiza tu rutina de limpieza por la mañana y por la noche, hidrátate adecuadamente y duerme lo requerido, y esa será la mejor inversión que puedes hacer por la única piel que tienes. Termino con una frase que me encanta: “A los 15 tenemos la piel que heredamos, a los 40 la piel en la que invertimos y a los 60 la piel que merecemos”.
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