ÉRIKA RIVERO ALMAZÁN / Editora de Más Sana
- Una imagen dice más que mil palabras.
- Tu apariencia envía un 90% del contenido de tus mensajes, lo que la hace más fuerte y contundente que tus palabras (7%) y tu comunicación no verbal (3%).
- La primera impresión siempre permanece, y se construye en tan sólo tres segundos.
- Procesamos las imágenes hasta 60 mil veces más rápido que los textos.
- Somos seres primariamente visuales, pues estamos programados biológicamente para percibir el mundo de un modo visual.
- El 90% de la información que transmitimos a nuestro cerebro es visual.
- Recordamos hasta el 80% de aquello que vemos, y sólo el 20% de lo que leemos y el 10% de lo que oímos.
Con todo lo que sabemos sobre el impacto que causa una imagen, resulta un pretexto arcaico y con falta de todo sentido común pensar que es un tema sin importancia el cómo lucimos, cuál es nuestra apariencia y lo que provoca en los demás.
No podemos darle crédito a quienes defienden que “lo importante es lo de adentro”, refiriéndose a los sentimientos, y afirman que quienes cuidan de su apariencia son personas vacías, frívolas, superficiales o banales.
Por supuesto que los sentimientos de una persona son importantes… tanto como sus acciones, sus pensamientos y su apariencia. Todos estos ingredientes puestos en una balanza son los que nos identifica ante los demás.
Por eso, hay que empezar por el principio: la apariencia, nuestra imagen. Si no nos ocupamos de ella, que proyecta en un instante nuestra autoestima, salud y profesionalismo… ¿cuál será el mensaje que estaremos enviando? Pues de entrada, que todo lo demás (sentimientos, acciones, inteligencia, capacidad, etc.) anda por la calle de la amargura.
El dicho lo que ves es lo que hay es cien por ciento válido. Y no importa cuál sea tu profesión, edad, sexo, tendencias de la moda o estatus social: una imagen pulcra te abrirá más puertas de las que pudieras imaginar.
Por eso es vital que te informes qué es lo que te sienta mejor según tu edad y profesión, y cómo proyectar una imagen poderosa en tu trabajo, ante tu jefe y tus clientes… e incluyo: ante tu familia, tus hijos, escuela o comunidad. Si lo dudas, vuelve a repasar las estadísticas. Como te ven, te tratan. Por eso, en este número de Más Sana te preguntamos: ¿cómo quieres que te trate la vida?
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