Mónica Vega entrevistó en el estudio de Más Sana Revista a una de nuestras más queridas colaboradoras, que ha estado con nosotros desde los inicios de este proyecto editorial: Lulú Farrera, psicóloga de nutrición y biomagnestista, para platicar sobre los ataques de pánico (o de ansiedad) y su relación con nuestros hábitos alimenticios.

Para nadie es un secreto que lo que pasa en nuestra mente tiene influencia en nuestro cuerpo, y por lo tanto los ataque de pánico (cada vez más frecuentes en un mundo catacterizado por el estrés y la ansiedad) también tienen efectos físicos, que suelen ser bastante terribles. Lulú nos describió los síntomas más frecuentes de estos ataques: sudoración, temblores, sofocación, mareos, sensación de estar pasando por una condición médica grave… y todo repentinamente, y muchas veces sin una causa aparente.

Generalmente este tipo de shocks son diagnosticados como padecimientos emocionales derivados de una enorme carga de estrés, por lo que se le recomienda a la víctima acudir con un psicólogo o incluso psiquiatra. Sin embargo, perdemos de vista que el cerebro es un órgano físico, que reacciona a cambios bioquímicos que pueden estar relacionados con la nutrición. Como se alimenta de glucosa, cualquier cambio en el suministro de esta sustancia puede provocar respuestas no solo físicas, sino también emocionales.

Lulú nos explicó todos los procesos relacionados con la generación de reacciones emocionales producidas por nuestra forma de alimentarnos, información que te invitamos a conocer en la entrevista completa.