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Vivir para contarlo

El pasado 2 de marzo se cumplieron dos años desde la confirmación del primer caso de COVID en Puebla. En aquel entonces lo único que había era incertidumbre, y nuestra vida cambió en un instante. Sin embargo, después de un bienio de tragedia, hoy por fin podemos ver el final más cerca que nunca.

– Dr. Alfredo Victoria / Especialista en Salud Pública, Medicina Preventiva y Epidemiología –

En medio de todo el ruido y desesperanza que nos ha dejado la pandemia, hace falta un recuento de las cosas positivas. En un momento donde los nombres que más escuchamos y repetimos son los de delta, ómicron y demás variantes del COVID, ahora es la oportunidad perfecta para conmemorar a todas las personas, conocidos y seres queridos que ya no están con nosotros; a quienes sufren su pérdida; a quienes han cuidado de los enfermos; a todos los médicos y enfermeras que han arriesgado su vida para salvar la de los demás. A todos los guerreros que han luchado con todas sus fuerzas por vencer a la enfermedad y han logrado superarla.

Gracias a todos ustedes, esta pandemia no pasará a la historia como el peor suceso en la historia de la humanidad, sino como la vez en que un virus nos unió a todos. Como una lucha, que aunque ha sido prolongada y agotadora, juntos logramos vencer.

Ahora nos toca a nosotros, los afortunados que seguimos de pie después de hacerle frente a la pandemia, crear un mejor futuro para todos. Hoy podemos olvidar por un momento el COVID, el villano de la historia, y enfocarnos en
los verdaderos héroes: todos nosotros. Recordaremos este episodio en el que los héroes no llevan capa, sino cubrebocas, y en el que sus superpoderes son la perseverancia, empatía y compasión.

He tenido la fortuna de poder acompañar a miles de pacientes durante esta pandemia. Desde familias enteras, hasta casos individuales; desde la población más vulnerable, los adultos mayores, hasta deportistas y atletas, que por su estilo de vida saludable los imaginarías inmunes a toda enfermedad.

He sido testigo de cómo este virus no discrimina. Cómo puede ser tan dócil con algunos y tan severo con otros. Cómo para algunas personas el COVID puede ser similar a un resfriado, mientras que para otros representa una verdadera amenaza contra su vida. Cómo unos pueden terminar la enfermedad como si no hubiera pasado nada y otros que, hasta el día de hoy, siguen sufriendo secuelas.

Pero, sobre todo, he podido presenciar cómo, poco a poco, es posible ganar la lucha contra el COVID. Estas son las historias que más serán recordadas y que nos ayudarán a ver que incluso en los sucesos más complicados, encontraremos la solución. Hoy confirmo una vez más mi compromiso y vocación con la medicina. Mientras el virus continúe circulando, seguiré ofreciendo mi apoyo incondicional, en persona y a la distancia.

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