Dr. Armando Daniel Lovera Mandujano
En los últimos tiempos, a nivel mundial y nacional, se mantiene un estado epidemiológico de nivel pandemia por Covid-19 debido al SARSCOV-2, virus perteneciente a la familia coronavirus.
Debido a lo anterior, las actividades de todos los seres humanos han cambiado, predominando el aislamiento social dentro de casa, realizando actividades escolares, laborales y de otras índoles desde el interior de los hogares, llevando consigo el incremento del sedentarismo en la mayoría de los casos.
Considerando que el ser humano es un ente bio-psico-social, esta pandemia ha sido fluctuante en el estado de ánimo y psicológico de las personas. El estar aislados físicamente de forma parcial o incluso en algunos casos, de forma total, además de mantener un grado de estrés psicológico colectivo ante la incertidumbre histórica de estos meses, mantiene un estrés crónico a nivel poblacional. Por otra parte, la economía a nivel mundial y nacional ha sido cambiante, fluctuante entre los diversos países y familias que en ellos habitan.
A grandes rasgos, México el país que se corona con el primer lugar de obesidad y sobrepeso a nivel mundial. Nuestro país se ha mantenido de forma crónica nutriéndose con base en una alimentación desbalanceada, en donde lo que más abunda son los carbohidratos, altos porcentajes de grasas y niveles de proteínas no convenientes.
Este tipo de alimentación es muy común en México ya que es de fácil acceso, rápida preparación, sabores agradables y bajo costo. Es de importancia no olvidar que en el territorio mexicano también existen grupos con alta marginación social y económica, cuyas familias no tienen un fácil acceso a los alimentos, ni a las demás necesidades primarias, y que también, debido a la pandemia y al cierre de sus fuentes de ingreso, se han visto en la necesidad de cambiar totalmente sus actividades, vivienda, y en general de todo su estilo de vida.
Esta pandemia Covid-19, ha repercutido de formas diversas, desde un aumento en el sedentarismo y en la mala alimentación basada en comida rápida, pedidos por paquetería de alimentos, comida chatarra y un aumento de adquisición y consumo de alimentos no perecederos y de fácil acceso; incluso en algunos casos, afortunadamente se ha visto un incremento en la actividad física de las personas, iniciando con ejercicio dentro de casa, aumento de compras de índole deportivo como equipo de gimnasio, y con el fin de mantener un estado de salud óptimo para responder de la mejor manera, de forma inmune, en caso de padecer COVID-19, un gran porcentaje de la población mexicana ha buscado la forma de mejorar su salud a partir de una buena alimentación, que dependiendo del punto, de partida individual, es específica para la actividad y composición corporal de cada persona; en general, una dieta alta en carbohidratos complejos y altos en fibra, como son los vegetales, dieta baja en carbohidratos simples y azúcares refinadas, alimentos ricos en proteínas magras y con contenido de grasas buenas, llevando porciones de alimento adecuadas y sin excesos.
Como conclusión, el estado nutricional en México, se ha teñido de diferentes matices, desde un aumento general del sedentarismo, estrés y mala alimentación; pero también existe una vertiente con opciones más saludables que nos permitirán defendernos de la mejor manera en estos tiempos, funcionando de la forma más óptima, y conduciendo a la salud.
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