Por Alejandro Jodorowsky
– Usted es dueño de una fortuna inmensa, ¿no es cierto? – pregunta un periodista.
– Cierto -responde el multimillonario.
– ¿Cómo logró triunfar?
– Me especialicé en la venta de palomas mensajeras.
– ¡Que interesante! ¿Cuántas ha vendido usted?
– Una sola, pero siempre regresa.
Espiritualmente, podemos llegar a ser ricos teniendo una sola paloma mensajera, es decir, trabajando sin descanso en una sola cosa y si este trabajo se repite. Como decía Gurdjieff: “Hay que perseguir una sola liebre a la vez”.
Ciertas personas van detrás de muchas liebres: pertenecen a todas las sectas y a todas las religiones…. Pasan de un lugar a otro y no hacen su verdadero trabajo. En cambio, con una sola paloma mensajera podemos llegar a nuestra realización, siempre y cuando le seamos fiel al ave y ella también lo sea.
Para que te sea fiel y que regrese a ti, es necesario que le ofrezcas un lugar. Es preciso que le reserves en tu corazón un espacio para tu búsqueda, para tu idea.
¡Ser fieles a nuestra búsqueda! ¡Tener nuestra paloma mensajera! ¿Echar a volar y que regrese! Un movimiento perpetuo de ida y vuelta, teniendo por objetivo la búsqueda con fe de la unidad con nosotros mismos.
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