El amor vuela

El mejor amor es el que se vive en libertad. Cada amor es diferente, pero ese es único.

Alejandro Jodorowsky / PSICOMAGO

Graphic birds and cages on a white background with plants

Como los mayores daban demasiadas vueltas con la respuesta, cuatro niñas decidieron preguntarle a su sabio preceptor:

—Maestro, dinos qué es el amor. Nuestros padres nos responden que lo sabremos cuando seamos mayores. ¿Acaso es algo malo?

—No es nada malo, pero ellos están en lo cierto: no sabrán qué es el amor hasta sentirlo. Pero mientras, pueden aprender algo para reconocerlo. Mañana os daré un regalo.

Al otro día el preceptor les entregó cuatro pequeñas jaulas con un pájaro en cada una.

—Son para vosotras, pequeñas. Cada una cuide el suyo. Como pueden ver, son pequeños, alegres y saben cantar. No quiero saber nada de ellos hasta que no les pregunte personalmente.

El tiempo pasó, y entre clase y clase el maestro vio que los rostros de las niñas cambiaban cada día. En sus gestos y miradas notaba alternativamente la felicidad, la preocupación, la melancolía o el júbilo; a veces todas parecían tristes o las cuatro eran una expresión de alegría. Cuchicheaban entre ellas y era evidente que se morían por contarle algo.

Tras un par de meses, en los que vio en las niñas el paso de todos los sentimientos, les pidió que al día siguiente trajeran sus jaulas.
La primera en hablar fue la que parecía más contenta con el suyo. Lo había puesto en una jaula más grande, con sus pequeños columpios para saltar y tacitas de agua para beber.

—Veo que tu pajarito está muy bien acostumbrado a su nueva jaula. Está gordo y parece saludable, pero no lo oigo cantar.

—Es verdad…. ¡No me había dado cuenta! Pero… ¡Parece tan contento!

—Es evidente que lo quieres. El amor es cuidar a quien amamos, pero también hay que escuchar y saber qué quiere de nosotros. Posiblemente esté agradecido por lo que haces por él, aunque no estoy seguro de que esté muy a gusto, ya que por alguna razón ha dejado de cantar.

La segunda mostró su jaula, en la que el pajarillo había crecido notablemente: estaba bastante gordo y apenas podía moverse dentro.

—Veo que el tuyo está bien alimentado, diría que demasiado. Y tampoco canta. Parece que para ti el amor es dar en exceso, lo que a la larga no será bueno para ambos. Le has dado tanto de comer que este animalito ya no podrá salir de su jaula y tendrás que romperla si quieres liberarlo. Está incómodo y de mal humor. Míralo, lo suyo es simplemente esperar, no le has enseñado a hacer otra cosa. Haz como tu hermana, dale más espacio y menos comida. Tal vez acabe cantando para comunicarse contigo… o porque es más feliz. Tú también tendrás que aprender a observarlo: quizá quiera otra cosa.

La tercera le mostró su jaula vacía, y entre sollozos le contó que quería tanto a su mascota que cada día la sacaba de la jaula y la tenía un rato en sus manos. Pero un día pensó que tenía frío y la cobijó bajo su abrigo, y cuando quiso darse cuenta había muerto.

—No llores, pequeña. A veces el amor es como un pajarillo en nuestras manos: si las abrimos demasiado echa a volar, pero si lo apretamos mucho se muere. Te regalaré otro y ahora sabrás como cuidarlo. El pobrecillo ya te ha enseñado lo más difícil del amor.

La cuarta niña también le mostró su jaula vacía, pero la expresión de su rostro no era de tristeza, sino de pícara alegría.

—¿Y tú qué me cuentas?, preguntó el sabio.

La niña le hizo un gesto y se acercó a la ventana. La abrió, sacó un puñado de granos del bolsillo y lo esparció en el alféizar. Unos segundos después, cinco o seis pajaritos se posaron allí y no dejaron ni un solo grano. Después volaron a un árbol cercano, desde donde llegó hasta la habitación un concierto de gorjeos y silbidos.

—¿Uno de esos es el tuyo?, volvió a preguntar el maestro.

La niña asintió.

—El mejor amor es el que se vive en libertad. Cada amor es diferente, pero ese es único. Espero que lo hayas hecho porque porque descubriste que el amor que le das a un animalito no es lo mismo que el que obtienen entre ellos. Lo has dejado en libertad para elegir y veo que ya tiene amigos y pareja, aunque también te quiere a su modo y te devuelve amor en su canto. ¡Si amas así, serás feliz!

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