El costo del amor adulto

Después de la fácil etapa del enamoramiento, lo que sigue es por nuestra cuenta y riesgo… ¡y casi nunca sabemos qué hacer!

Laura Gabriela Fabre / PSICÓLOGA

Casi todos piensan que el amor se nos debe dar incondicionalmente, de forma gratuita y sin esfuerzo… pero nada más alejado de la realidad. Ese amor infantilizado, basado en creencias románticas, acaba por hacernos concebir falsas expectativas, que nos llevan a pedirle mucho a la persona que amamos, para después sufrir muchísimo al darnos cuenta de que no logramos tener lo que queremos.

Deseamos que nuestra pareja sea ese príncipe azul de los cuentos —atento, romántico y dulce–, o esa princesa que canta con los pajarillos todas las mañanas y nunca se enoja. Pero… ¿qué creen? ¡El amor adulto cuesta! Los expertos nos dicen que, una vez transcurrida la etapa del maravilloso enamoramiento, lo que sigue es por nuestra cuenta y riesgo… ¡pero no nos dicen cómo enfrentarlo!

Cuando surgen los problemas

El primer costo que tenemos que pagar en una relación es enfrentar los problemas que inevitablemente llegarán tarde o temprano. Para lograrlo debemos evitar ponernos el uno contra el otro, decepcionados porque nuestro compañero no sea quien yo deseo que sea, o porque no actúe como yo quiero o como solemos hacerlo en mi familia.

La intrincación o problema del diario convivir nos exige aportar juntos una solución creativa, y si lo logramos obtendremos mucha fuerza para seguir adelante juntos.

Permanecer adultos en la relación

Comportarse como niños caprichosos es fácil, pero lo que sí cuesta es asumir nuestra obligación como adultos: conocernos, controlar nuestros impulsos y dejar de esperar que el otro nos adore incondicionalmente. Debemos dejar de verlo como el “malo/a” de la relación cuando no cumple nuestras expectativas, porque después de todo casi nadie recibe el amor que considera merecer.

A una relación debemos entrarle ofreciendo confianza, respeto y gratitud, pues tu pareja elige estar a tu lado y tolerar tus malos momentos, y tú debes de reaccionar recíprocamente. Estar con alguien por decisión y no por culpa, chantaje o “los hijos”, merece que paguemos el costo de renunciar a controlar lo que el otro siente por mí. Su amor y la expresión que tiene de éste es lo más hermoso que me puede dar, y lo mejor que puedo hacer es recibirlo y corresponder.

Crear un proyecto de pareja

Para permanecer juntos en una relación positiva y armoniosa también hay que pagar el costo de no caer en la rutina y de mantener un equilibrio emocional y mental para no enredar a mi pareja en una serie de fantasías catastróficas —como el engaño o el abandono–, que son mías porque no he sanado con la ayuda de un profesional esas heridas en mi vida. Crecer juntos no implica volvernos el padre del otro, o su hijo o su hermano, viviendo en la misma casa, pero sin pasión ni intimidad. También tenemos que ignorar los malos augurios cuando anunciamos que nos vamos a casar.

El amor adulto existe y puede triunfar, es maravilloso, nos hace felices, nos mantiene con los pies en la tierra y nos da realidad. Y quien está en la realidad siempre está en paz, y no se la vive pagando el costo de las quejas, las dudas, los celos, las ofensas y la violencia.

Y no, no te atrevas a pedir gratis este maravilloso amor adulto, porque acabarás comportándote como un niño desvalido y querrás ser la víctima que va por aquí y por allá, contándoles a todos tus desgracias.

Nunca olvides que juntos iniciaron una historia y juntos la deben continuar… ¡el resultado vale mucho la pena! Y, cuando se pagan entre dos, casi ni se sienten los abonos del amor.

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