Myrna Contreras / ESPECIALISTA EN ORTODONCIA

Los dientes juegan un papel importante en nuestra salud, pues cada uno tiene una forma específica diseñada para interactuar perfectamente entre sí, desempeñando funciones primordiales para nuestra vida.

A partir del sexto mes de vida —cuando sale el primer dientito–, debemos iniciar la higiene dental, ya que los dientes temporales son básicos en la formación de la dentición permanente, que comienza a los 6 años y se da por completada con la erupción de los terceros molares, entre los 18 y 21 años.  Una falta de cuidado en cualquier momento puede desencadenar problemas mayores que afectarán no sólo a la boca, sino también al resto del cuerpo.

Uno de los diagnósticos más frecuentes en el consultorio dental —además de la caries y la enfermedad periodontal– es la maloclusión dental, cualquier desviación en la posición de los dientes o en la posición de los arcos dentarios, que abre la puerta a una serie de padecimientos más complejos, como   alteraciones en la masticación y en la estructura dental, desgaste y fractura de dientes, hipersensibilidad, infecciones, inflamación, bruxismo, dolores de cabeza y hasta problemas de equilibrio y postura del cuerpo.

Hay una relación entre una mordida imperfecta y el control postural del cuerpo, lo cual se ha observado en más del 90 % de pacientes que presentan maloclusión, y si la postura no es la correcta, los músculos trabajarán mal y eso tendrá un efecto negativo en nuestros huesos, articulaciones y nervios, causando diversas disfunciones biomecánicas.