Dolor, la base de la vida
Se nos olvidó que el dolor es necesario y el sufrimiento es opcional, y vivimos evitando el dolor por nuestra incapacidad de lidiar con el sufrimiento.
Violeta Ramírez / Tarotista, Tetha Healer y terapista floral
Después de un gran dolor por lo regular viene una gran tristeza acompañada de una sensación de vulnerabilidad e indefensión, uno de nuestros mayores temores como seres humanos. Vivir el dolor siempre nos pide que nos reinventemos como personas, pues sólo vale la pena vivir el dolor si le damos un sentido en nuestra vida.
Sin embargo, lo común es evitarlo a cualquier costo. No queremos que nadie sufra, porque vivimos en una cultura obsesionada por la felicidad que ha etiquetado al dolor como algo impropio, poco adecuado, mal visto, haciéndonos creer que no podemos lidiar con él ni
aprender de él… ¡cuando el dolor es la base de la vida!
Explica Bert Hellinger, creador de la Hellinger Ciencia y las constelaciones familiares, que la tristeza se vive con el dolor porque nos despedimos de estar infantilizados; es decir, la profunda felicidad sólo está para los niños. Un adulto crece, se conoce, puede poner límites, no teme a reinventarse… ¡en fin! Para un adulto no es problema aceptar los desafíos del dolor y el crecimiento.
Para los niños el dolor parece eterno, algo inacabable, mientras que un adulto está consciente que es algo temporal, pasajero; cuando no podemos dejar el dolor atrás es cuando empieza el sufrimiento, y éste si puede durar toda la vida.
El auto-descubrimiento y la transformación son los grandes regalos del dolor. Cuando decidimos mover nuestra mente del evento que lo provocó, podemos ver lo que viene después: todas las oportunidades de cambio y mejora que la vida nos brinda a partir de ese momento desafortunado… y el reto es saber aprovecharlas.
¿Cómo sobrevivir al dolor?
- No le temas al dolor, quítale cualquier etiqueta negativa que te hayan dicho sobre él y vívelo… ¡tal vez te sorprenda que no es para tanto!
- Renuncia al deseo de que toda la vida es felicidad y éxito, porque te perderás de más emociones, sentimientos y sensaciones que suceden en la vida.
- El dolor no es eterno, sólo es momentáneo; tú decides cuándo y cómo decir “¡terminó!”.
- No te abandones en un momento de dolor. Quédate contigo y tente mucha paciencia, pues es un proceso donde pasarás por muchas fases.
- Si tu dolor se hizo crónico, ya sea porque tiene mucho tiempo en tu vida o porque lo sufres como si lo estuvieras viviendo, pide ayuda y ve a terapia, porque ya se volvió patológico.
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