Por Alejandro Jodorowsky
Tú querías ser amado, nunca lo fuiste.
Tú querías ser aceptado, nadie te aceptó.
Tú querías ser admirado, nadie te admiró.
Tú que no tenías un calmante espiritual para aceptar la muerte, la enfrentaste sin ninguna esperanza, sin bendiciones de cura, sin un hijo que te acompañara en tu último combate.
Solitario como un héroe, orgulloso te disolviste en la nada.
No dándome me lo diste todo.
No amándome me revelaste la absoluta presencia del amor.
Negando a Dios me enseñaste a valorar la vida.
Gracias a tu crueldad pude descubrir la compasión.
Te perdono padre mío. Me diste la fuerza de soportar un mundo que hace ya mucho tirmpo perdió la poesía.
Categorías:Sin categoría