Sin categoría

¿Ya dejaste de ser niño?

Por Erika Rivero Almazán / Periodista y Directora Revista Más Sana

El maestro Alejandro Jodorowsky identifica cuatro criterios para saber si dejamos de ser niño y considerarnos adultos, en toda la extensión de la palabra:

  1. Gano suficiente para vivir.
  2. He dejado de pedir amor.
  3. No repito lo que me hicieron.
  4. Agradezco lo que me dieron.

Celebrar a los niños, redescubrir el mundo a través de sus ojos de sorpresa y de su risa disfrutando de las pequeñas pero hermosas cosas que nos rodean, y que dejamos de identificar los mayores, es un regalo espléndido: los chorros de agua, las pompas de jabón, el arcoíris, los pájaros cantando en un árbol, el perro lanudo que se nos acerca para olfatearnos, son escenas que nunca pasan inadvertidas para un niño.

Aprender de ellos, es nuestra oportunidad.
Guiarlos en su ingenuidad, inocencia, así como apoyarlos en su total estado de dependencia, es nuestra misión. Sin embargo, la connotación es distinta cuando percibimos a un adulto con las carencias de un niño, y que camina por la vida comportándose como tal: nunca logra concretar una realización profesional, ni una misión de servicio en su comunidad, ni mucho menos una independencia económica.

Esta situación lo convierte en ser dependiente, ya sea de los propios padres (aunque lleguen a tener 30 años), o de la pareja, o hasta de sus propios hijos.
Una persona que no es 100 por ciento independiente económicamente, difícilmente llegará a tomar las riendas de su vida.

De igual forma, cuando dejo de pedir amor, no exijo reciprocidad a mis afectos, mucho menos a mis hijos o a mi pareja. Tampoco fabrico escenas escandalosas para llamar la atención de los demás, ni me victimizo ante los problemas.

Soy capaz de amar incondicionalmente y de aceptar a las personas como son, de igual manera, aprendo a construir relaciones sanas y equilibradas.

No necesito desbordarme en atenciones y darme sin límites a las personas con la esperanza de ser amado.

Al no repetir con acciones, palabras o intenciones que me hirieron para desquitarme o vengarme, estoy dando el primer paso para la sanación de esas heridas.

Identificar el dolor experimentado en el pasado, reconocerlo y sobrepasarlo, sin duda, me hará mejor ser humano y con un espíritu más fuerte.

Finalmente, el agradecimiento es el resultado inmediato de vivir en el aquí y en el ahora, aceptando el enorme privilegio de mi existencia.

Nada bueno y nuevo podrá llegar si no soy capaz de valorar con lo que sí cuento en este momento.

Los niños son maravillosos, pero convertirnos en adultos, en la mejor versión que Alejandro Jodorowsky nos marca, es un gran orgullo que se gana con valor, dedicación y mucho amor.

Categorías:Sin categoría

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s