Sin duda alguna, todos deseamos cambiar algún mal hábito o introducir nuevas rutinas en nuestro día a día como dejar de fumar, hacer deporte, comer sano, ser más organizado, etc., pero muchas veces no sabemos ni por dónde empezar.
Las rutinas son patrones de conducta que nos facilitan el control sobre lo que nos rodea, sin embargo, para que el hábito se cree, la clave es la repetición, para que el cerebro cree las conexiones neuronales implicadas en la realización de la conducta que queremos fomentar o modificar.
¿Quieres aprender a implementar rutinas a tu vida? Deja atrás las buenas intenciones, es tiempo de actuar, para ello te compartimos una serie de consejos para crear buenos hábitos de forma permanente:
Averigua lo que te importa
Descubre qué actividades o propósito son realmente importantes y benéficos para ti, no te bases en los deseos o acciones de otros. Si mañana leemos que hacer yoga es estupendo y nos apuntamos a clases para luego no ir, perdemos tiempo y dinero.
Ten presente que si no lo crees y te convences de que tieness que hacerlo, no lo harás nunca.
Controla tu tiempo
Todos somos responsables de perder el tiempo, ya sea media hora por la mañana o durante semanas enteras.
Si no sabes en qué ocupas tu tiempo, comienza una lista durante un par de semanas, escribe lo que haces cada hora ¡Sé honesto! Luego clasifícalo en apartados y observa cuánto tiempo dedicas a cada categoría, dónde quieres emplear menos tiempo y a qué quiere dedicarle más.
Ten un objetivo claro y metas accesibles
Tu objetivo no puede ser adelgazar o hacer ejercicio. Debe ser algo concreto como comer verduras en cada desayuno y comida, correr tres días a la semana; lo que sea, pero que sea medible y fácil.
De igual forma, no te compliques la vida exigiéndote metas complicadas como correr 30 kilómetros en un día. Recuerda que, poco a poco podremos ir modificando nuestros hábitos. Empezar con poquito es algo importante.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy
Lo peor que podemos hacer es decir «el mes que viene empiezo, todavía no estoy preparado, tengo que pensarlo, etc.» Excusas. Algunas serán buenas excusas, pero son excusas. Así que, empieza hoy.
Motívate
Debes mantener presente que, cada nuevo hábito tiene un sentido dentro de un objetivo global. El objetivo global mantiene viva la motivación y es lo que evita que la pereza ataque y cumpla mi propósito.
Comer verduras o salir a correr pueden ser hábitos dentro del objetivo global de mejorar nuestra salud, adelgazar, etc.
¡Enfócate! No implementes más de un nuevo hábito cada mes
Hay que focalizarnos. Muchas veces hemos intentado hacer más de una actividad al mes, hacer deporte, comer más sano, etc. Sin embargo, si la disciplina no es lo tuyo, ocupa tus esfuerzos en llevar a cabo un sólo propósito, repítelo, vuélvelo hábito e incorporarlo a tu vida. Posteriormente, podrás pensar en un reto más.
No te satures
Seríamos muy productivos si tuvieramos todas las horas del día con acciones programadas, pero eso no va a pasar. No podemos ser un robot.
Los días no pueden estar minuciosamente planificados desde la mañana hasta la noche, hay que dejar tiempo a la libertad de acción porque la rutina no es una tarea diaria, es algo que debe incorporarse a tu vida de forma natural.
Disfrutar de los resultados
Es ell secreto de que el hábito se convierta en rutina, nos tiene que aportar algo que compensa el esfuerzo que supone, ya sea salud, bienestar físico o simplemente mental o relajante.
No se trata de castigarse, se trata de hacer grandes cosas de poco en poco. Es el premio que nos damos por el trabajo bien realizado.
Con información de Planeta Hell
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