Volver a empezar después de la desgracia
Nunca hay que perder el objetivo, pues siempre que lo tengamos presente sabremos hacia dónde vamos, sin importar cuántas veces caigamos.
Aldo Valencia / ALPINISTA
Volver a empezar después de una caída no siempre es fácil, porque nuestra sociedad considera al fracaso como algo exageradamente negativo, cuando en realidad no es algo malo y mucho menos fatal. Lo realmente importante es saber qué hacer una vez que las cosas no salen como las planeamos, o incluso cuando suceden eventos que no están en nuestras manos.
Cuando escalaba el Everest en el 2015 me tocó vivir una experiencia increíblemente fuerte, triste y frustrante. Estábamos a media montaña —a 6 mil 400 metros de altura– y vino un terremoto de 7.8 grados de intensidad. El resultado fueron más 9 mil muertos, pueblos completamente desaparecidos y zonas de desastre en varias ciudades del Tíbet, Nepal y la India.
Para mí la situación fue menos fuerte, pero aun así fue muy frustrante, triste y dolorosa. Tuvimos que cancelar la expedición y nuestros planes para llegar y tocar la cima del mundo. Es muy difícil levantarse de una situación así, cuando el enojo y la frustración no te dejan pensar con claridad y seguir delante, pero creo que lo mejor que podemos hacer en estos casos es tranquilizarnos, analizar la situación, ver qué fue y qué no fue nuestra culpa o responsabilidad y, con base en todo eso, aprender, volver a planear y seguir adelante.
Nunca hay que perder el objetivo, pues siempre que lo tengamos presente en nuestra mente sabremos hacia dónde vamos, sin importar si caímos una o más veces. Equivocarse no es malo o fatal; lo importante es aprender de cada error y de cada circunstancia adversa, para no volver a cometer esos mismos fallos y seguir avanzando hasta llegar a conseguir ese sueño, esa meta.
Después de esa triste y terrible experiencia, un año más tarde decidí regresar al Tíbet para intentar una vez más la cumbre del Everest, y el 23 de mayo por fin alcancé su cima, porque nunca perdí el objetivo y nunca pensé en claudicar.
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