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Los antojos revelan nuestras emociones… ¡escucha a tu cuerpo!

Muchas veces intentamos intercambiar emociones por comida. Si tienes un problema, intenta resolverlo… ¡verás cómo dejas de cometer excesos con tu alimentación!

LULÚ FARRERA – DIRECTORA DE SALUD INTEGRAL INTELIGENTE

woman seated eating junk food

A todos nos sucede, con mayor o menor frecuencia, que súbitamente nos dan antojos que confundimos con hambre. Esos antojos son una ventana que nos permite asomarnos a lo que está pasando en nuestro mundo emocional, pues los sabores que necesitamos pueden ser interpretados como un lenguaje de nuestro cuerpo. El deseo por algo dulce, salado, crujiente, ácido, picante… ¡y hasta amargo! es una señal que nuestro organismo utiliza para expresarse de forma inteligente, con la finalidad de sanar algún malestar y así poder sobrevivir.

El problema es que la mayoría de las personas no está consciente de ello. Pocos, muy pocos, piensan: “estoy ansioso y necesito un chocolate”, “necesito concentrarme y para ello voy a chupar un limón”, o “estoy enojado y necesito unas papas”. Sólo se limitan a satisfacer el antojo apenas se presenta, y si esto sucede a cada rato el resultado es que terminarán aumentando de peso.

Por ello es muy importante escuchar a nuestro cuerpo para saber qué es lo que realmente nos está pidiendo. Y es que, en lugar de expresar nuestras emociones, tendemos a aplastarlas debajo de la comida, ya que es más fácil, cómodo, placentero e inmediato. De hecho, algunas investigaciones científicas demuestran que la gente con dificultad para identificar la emoción que está experimentando y la manera de sobrellevarla, tiene una mayor tendencia a darse atracones.

Por el contrario, si aprendemos a expresar puntualmente nuestras emociones, lograremos que nuestro cuerpo y mente estén más sanos. Al descifrar el significado real de tus antojos, podrás tener una visión más clara y especifica de lo que realmente te está preocupando o atormentando desde adentro, desde tus emociones.

¿Qué se te antoja?

Chocolate. Nos provoca un inigualable sentimiento de bienestar y de “enamoramiento”, pues sus compuestos pueden modificar la actividad cerebral. Si se te antoja con frecuencia (de hecho puede volverse adictivo), posiblemente padezcas de depresión.

Cámbialo por… Respirar profundamente y meditar sobre el amor en tu vida. ¿Qué puedes hacer para dar y recibir el amor que tanto necesitas? Tal vez será mejor dar o recibir un abrazo la próxima vez que se te antoje un chocolate.

Leche. Se te antoja cuando necesitas sentirte protegido, pues tiene que ver con tu mamá y la protección que te brindó en tu infancia.

Cámbiala por… Un “apapacho” o un abrazo reconfortante y sincero.

Algo muy crujiente. Seguramente te sientes estresado, y como la tensión se acumula en la mandíbula, al masticar sientes que te liberas del estrés. También podrías estar muy enojado, pero te estás conteniendo, o bien necesitas una palmadita en la espalda por un trabajo bien hecho. Cada sonido que emites al masticar algo crujiente es un grito de “¡hey, mírenme!”.

Cámbialo por… Intentar entender qué es lo que realmente quieres expresar. Podrías escribir un diario para irle comunicando a los demás las emociones que vas almacenando en él.

Algo para masticar. Cuando quieres masticar repetitivamente algo, como un chicle, probablemente busques aliviar la tensión, o bien estás indeciso acerca de algo y le estás dando muchas vueltas.

Cámbialo por… Definir qué es lo que tienes que decidir y, si está bajo tu control, hazlo lo más pronto posible.

Algo grasoso. Sientes que le falta placer a tu vida, que puede ir desde entretenimiento hasta… ¡tener más sexo!

Cámbialo por… ¡Disfrutar lo más que puedas todo lo que haces!

Algo ácido. Seguramente has estado comiendo grasa de más y tu cuerpo tiene dificultades para digerirla. También puede tratarse de que estés necesitando concentrarte en algo.

Cámbialo por… ¡Enfocarte y poner toda tu atención en lo que realmente deseas!

Algo picante. Este antojo se vincula a personas de carácter muy fuerte, que buscan excitación y emociones intensas, lo que también implica ira y enojo. También ayuda a estimular la circulación; aquellos que se sienten con flojera comen algo picante porque los activa.

Cámbialo por… ¡Intentar hacer algo nuevo y estimulante para sentirte vivo!

Algo dulce. Probablemente el antojo más frecuente, pues este tipo de alimentos hacen que la mente se active. Las personas que generalmente trabajan demasiado y muy duro, moviéndose de una cosa a otra hasta sentirse exhaustas, suelen estar nerviosas y necesitan de mucha azúcar para hacer que su cerebro se calme. Pero la verdadera razón de este antojo es no estar experimentando suficiente alegría, que se ha evaporado en la rutina diaria.

Cámbialo por… Encontrar una actividad que disfrutes y practicarla por 30 minutos diarios. Una vez que te permitas tener alegría en tu vida, no estarás deseando tantos dulces.

Algo amargo. Te sientes débil, o bien eres demasiado perfeccionista y ambicioso.

Cámbialo por… Ser más objetivo y flexible, lo que te traerá la tranquilidad que buscas.

Queso. Es el antojo preferido de aquellos que desean sobreprotección o cuidados tanto físicos como emocionales, pues está hecho de leche, la esencia de la nutrición materna. Quizá estés pasando por etapas de ansiedad y mucha presión.

Cámbialo por… ¿Necesitas nutrición y conexión? Encuentra una alternativa de bienestar como el yoga o terapias como el biomagnetismo médico. Crea un espacio dentro de un grupo personal donde se sientas a salvo para expresar y compartir tus pensamientos.

Carne. Ya sea de res, cerdo pollo o pescado, estás en un momento donde necesitas hacer crecer tu fuerza emocional y creer más en ti, porque la proteína le da fuerza al cuerpo.

Cámbiala por… Una dieta balanceada.

Cafeína. Quieres estar en medio de todo, absorbiendo toda la información posible, hasta que llegas al agotamiento mental. La cafeína nos brinda la falsa sensación de agudeza mental y de poder mantener todo en orden, pero en realidad nos cansa mucho más, especialmente cuando la consumimos en exceso.

Cámbiala por… En lugar de otra taza de café o un refresco de cola, dale a tu mente un descanso. Toma una siesta o vete a dormir más temprano, y estarás más fresco y concentrado al día siguiente.

Algo salado. Cuando comemos mucha sal movemos el agua dentro de nuestros cuerpos. La sal es como un imán para el movimiento y flujo, por lo cual es muy importante para ayudar a la gente a ir con la corriente de la vida y relajarse.

Cámbialo por… Vivir y disfrutar más en el presente, creando momentos de reflexión. Respira de manera profunda, corre o medita.

Almidones. Blandos, suaves y consoladores, los alimentos almidonados como el pan, la pasta y hasta el arroz caen muy bien cuando necesitamos consuelo y sustento en tiempos difíciles.

Cámbialos por… Hablar con un amigo o unirte a un grupo de apoyo. ¡Comparte tu necesidad de ser escuchado y sentirte apoyado!

Helado. Recurrimos a él cuando nos sentimos lastimados, para sentir la libertad y despreocupación de nuestra infancia.

Cámbialo por… Enlistar las formas en las que puedes calmarte y sentirte libre en tu vida diaria, como andar en bicicleta o tomar un baño, actividades simples que podrían ayudarte a sanar esas heridas profundas. •••

 

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