
Mónica Cázares Rodríguez
Directora General de Casa EPUHC
Docente y Guía Montessori con más de 25 años de experiencia.
International Academy of Eclectic Psychoterapists, Inc. (WAEH)
Instituto Superior de Cultura Física «Manuel Fajardo».
Inder-Cuba, Centro de Estudios Montessori.
Zambullirse en la vida, dejar de buscar y empezar a sentir… nos pasamos buscando bienes materiales o respuestas espirituales, pero buscar presupone que hay algo que no está aquí ahora, lo que resulta frustrante. El secreto es que no hay nada que perseguir: la vida es un fin en sí misma, una gran ofrenda que hay que aceptar y agradecer; el agradecimiento es una muestra de generosidad… vivir el presente nos permitirá deleitarnos a cada a cada instante y agradecer por ello.
Si observamos a un niño pequeño veremos su capacidad de sorpresa ante la vida tal cual es, pero los adultos nos hemos alejado de esa inocencia infantil para convertirnos en personas serias y perdidas en la búsqueda, esforzándonos por tratar de ser alguien, triunfar y que todo sea perfecto… ¡por eso siempre estamos agotados! No obstante, tras esa búsqueda todos somos niños y seguimos viviendo el mundo.
Estamos perdidos en el juego del devenir, la búsqueda espiritual siempre ha estado arraigada en el rechazo del momento presente, alejándonos de lo que es y por lo tanto olvidándonos de agradecerlo.
Hay muchas maneras de acompañar a un niño en su desarrollo, pero sólo podemos relacionarnos verdaderamente con él si partimos de su mirada; no con la mirada de un adulto, sino con amor, empatía y respeto por su proceso madurativo, para establecer vínculos afectivos seguros que le ayuden a crecer siendo. El sistema dispone de mecanismos para que los adultos ejerzan poder y control indiscriminados sobre los niños, haciéndolos crecer en la rigidez del sometimiento. Si queremos un futuro mejor es indispensable construir una sociedad que respete a los niños, que les devuelva su libertad de ser; necesitamos crear un puente de conexión entre el mundo adulto y el infantil que supere la visión tradicional del modelo adulto: yo sé, tú no sabes, y sustituirlo por un patrón saludable.
Hay que acompañar desde el corazón. Así surgirá desde ahí la generosidad, expresada a través del agradecimiento desde la conciencia.
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