
Llegan las luces, los villancicos y los festejos… pero también la presión social, los compromisos interminables y, para muchos, la ansiedad que acompaña la temporada decembrina. Para quienes nacimos entre 1990 y 2000, la presión de “disfrutar al máximo” choca con las responsabilidades laborales, financieras y personales, generando un escenario complejo para la salud mental.
La ansiedad detrás de las fiestas
Según psicólogos, la temporada navideña y de fin de año puede ser un detonante de ansiedad y estrés por varias razones:
- Expectativas sociales: desde reuniones familiares hasta eventos laborales, muchos sienten que deben cumplir con estándares de felicidad y éxito.
- Presión económica: regalos, cenas y viajes suman gastos que no siempre coinciden con los ingresos, generando preocupación financiera.
- Soledad o recuerdos difíciles: para algunos, la época de fiestas recuerda pérdidas, rupturas o momentos difíciles, aumentando la vulnerabilidad emocional.
Espacios de autocuidado: la respuesta de la generación millennial y centennial
Lejos de seguir patrones tradicionales de “aguantar y sonreír”, muchos jóvenes adoptan estrategias para cuidar su bienestar:
- Desconexión digital: apagar notificaciones o limitar redes sociales para evitar comparaciones y sobrecarga emocional.
- Tiempos de pausa: reservar momentos para meditación, yoga o caminatas al aire libre.
- Terapia y apoyo profesional: la consulta psicológica se normaliza cada vez más, y apps de salud mental ofrecen acceso rápido y confidencial.
- Rituales personales: desde escuchar música favorita hasta leer o escribir, estos hábitos crean espacios de reconexión con uno mismo.
- Reapropiación de la Navidad: redefinir qué significa la celebración, priorizando experiencias significativas sobre expectativas externas.
Aprender a decir “no” sin culpa
Una de las herramientas más efectivas es establecer límites claros: rechazar invitaciones que generan ansiedad, priorizar descansos y reconocer que la felicidad no es un estándar impuesto. Como explica la psicóloga María Fernanda Salinas, “cuidarse no es egoísmo; es asegurarse de que puedas disfrutar de manera real y sostenible”.
Más que un descanso, un acto de autocuidado
Para millennials y centennials, cuidar la salud mental durante las fiestas no es solo un lujo, es una necesidad. La ansiedad puede mitigarse con pequeños hábitos que permitan disfrutar de la temporada de manera consciente, sin perder de vista el equilibrio emocional.
La clave está en redefinir la celebración, priorizando la autenticidad y el bienestar propio sobre la presión de aparentar felicidad. Porque a veces, decir “hoy me cuido” es el regalo más valioso que puedes darte.
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