El fenómeno también tiene un impacto social: compartir vivienda promueve la cooperación y fortalece habilidades de negociación y empatía, aspectos esenciales para adaptarse a tiempos de incertidumbre económica.

Redacción Los Conjurados

La crisis económica ha obligado a muchos jóvenes y adultos a replantear su forma de vivir y administrar sus finanzas. Frente a este escenario, la figura del “roomie” o compañero de vivienda se ha convertido en una estrategia clave para reducir gastos y aumentar la resiliencia económica.

Compartir vivienda no solo permite repartir el costo del alquiler, servicios y alimentos, sino que también fomenta una economía colaborativa que ayuda a sortear imprevistos financieros.

Sin embargo, la convivencia exitosa requiere más que dividir cuentas. Especialistas recomiendan establecer reglas claras desde el inicio: definir responsabilidades, horarios y hábitos de limpieza, así como acordar la administración de gastos comunes. La comunicación constante es clave para evitar conflictos y garantizar una relación armoniosa entre roomies.

El fenómeno también tiene un impacto social: compartir vivienda promueve la cooperación y fortalece habilidades de negociación y empatía, aspectos esenciales para adaptarse a tiempos de incertidumbre económica.

Para quienes buscan anteponerse a la crisis, vivir con roomies es una opción práctica y efectiva, que combina ahorro, colaboración y desarrollo personal. La clave está en la planificación, el respeto mutuo y el compromiso compartido para convertir la convivencia en una herramienta de resiliencia financiera.