Psicólogos recomiendan promover conversaciones abiertas sobre emociones, incentivar la empatía entre pares y romper con los patrones rígidos de la masculinidad tradicional.

Redacción Los Conjurados

En la vida adulta, muchos hombres cargan con una presión silenciosa: ser fuertes, invulnerables y autosuficientes. Sin embargo, esta idea de “fuerza” puede tener un costo emocional elevado. La masculinidad tóxica, entendida como la construcción social que dicta cómo deben comportarse los hombres, está relacionada directamente con la dificultad para expresar vulnerabilidad y mantener relaciones profundas.

Especialistas en psicología señalan que la expectativa de siempre mostrarse fuerte limita la capacidad de los hombres para lidiar con la pérdida de amistades. Esta desconexión emocional, a largo plazo, puede generar sentimientos de soledad, ansiedad y depresión.

La masculinidad tóxica también obstaculiza la intimidad emocional. Según los expertos, los hombres temen ser juzgados o considerados débiles si muestran sus sentimientos. Este miedo conduce a la represión emocional, que no solo afecta las relaciones personales, sino también la salud mental y física. “La presión de mantener siempre una imagen de fortaleza puede sabotear el bienestar de los hombres”, añade Yandró, subrayando la importancia de deconstruir estereotipos y fomentar espacios seguros donde puedan expresarse.

En contraste, investigaciones recientes muestran que los hombres que aceptan su vulnerabilidad y buscan apoyo emocional tienen vínculos más sólidos y una mayor resiliencia frente a pérdidas y dificultades. Por ello, psicólogos recomiendan promover conversaciones abiertas sobre emociones, incentivar la empatía entre pares y romper con los patrones rígidos de la masculinidad tradicional.

En un mundo que exige resiliencia y autonomía, reconocer que “ser fuerte” no significa hacerlo todo solo es un paso fundamental para cuidar la salud mental masculina y preservar relaciones significativas.