Este enfoque ha ganado popularidad en los últimos años por ofrecer soluciones individualizadas y sostenibles, promoviendo un cambio hacia la prevención y el cuidado consciente del cuerpo.

Redacción Más Sana

La medicina funcional se centra en encontrar el origen de los problemas de salud, en lugar de tratar únicamente los síntomas. A diferencia del enfoque tradicional, que suele recurrir a medicación para aliviar dolencias específicas, esta disciplina considera factores genéticos, ambientales, nutricionales y de estilo de vida para diseñar un plan personalizado de prevención y tratamiento.

Los especialistas en medicina funcional trabajan con evaluaciones detalladas, incluyendo análisis hormonales, metabólicos e inmunológicos, para identificar desequilibrios que puedan estar causando enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, problemas digestivos o trastornos autoinmunes.

Además, se enfoca en intervenciones integrales, como la alimentación, el manejo del estrés, la actividad física y la suplementación específica, buscando no solo aliviar síntomas, sino restaurar el bienestar general.

Este enfoque ha ganado popularidad en los últimos años por ofrecer soluciones individualizadas y sostenibles, promoviendo un cambio hacia la prevención y el cuidado consciente del cuerpo. La medicina funcional plantea que entender la raíz del problema es la clave para una salud duradera, y que cada paciente es único en su biología y necesidades.