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El enigma de 3I/ATLAS: entre ciencia y teorías extraterrestres, Puebla también mira al cielo

En palabras de Karen Meech, de la Universidad de Hawái: “Es una oportunidad única para estudiar un fragmento de otro sistema estelar”.

Redacción Más Sana

El cielo nocturno vuelve a ser escenario de misterio. El descubrimiento del objeto 3I/ATLAS, registrado el 1 de julio por el telescopio ATLAS en Río Hurtado, Chile, ha desatado una ola de especulaciones en la comunidad científica y entre el público general. ¿Es un cometa interestelar más o una señal de vida inteligente?

Se trata del tercer objeto confirmado que proviene desde más allá del sistema solar, tras ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Pero 3I/ATLAS (oficialmente C/2025 N1) destaca por sus dimensiones —de entre 7 y 20 kilómetros de diámetro— y una velocidad vertiginosa de 217,000 kilómetros por hora, según imágenes captadas por el Observatorio Vera C. Rubin.

Aunque presenta una coma y una débil cola que lo identifican como cometa, su trayectoria hiperbólica y especialmente su órbita retrógrada alineada con el plano eclíptico han levantado cejas. “Es como si hubiera sido diseñado para pasar desapercibido”, declaró Avi Loeb, astrofísico de Harvard, en un artículo que aún no pasa revisión por pares. En él sugiere que el objeto podría tratarse de una sonda enviada por una civilización avanzada, alineada con la hipótesis del “Bosque Oscuro”, la cual propone que civilizaciones alienígenas podrían mantenerse en silencio o incluso hostiles para evitar ser detectadas.

La comunidad científica ha respondido con escepticismo. El experto de la NASA, Davide Farnocchia, ha calificado la propuesta como “absurda”, mientras que Samantha Lawler, de la Universidad de Regina, la tachó de “insultante para el método científico”. Ambos coinciden en que se trata de un cuerpo natural cuyo paso por el sistema solar ofrece una oportunidad extraordinaria de estudio.

En los próximos meses, telescopios como el James Webb y el Hubble analizarán la composición química de 3I/ATLAS. Se espera que esto ayude a confirmar si sus materiales datan de hace más de 3 mil millones de años, lo cual brindaría información clave sobre la formación de sistemas planetarios lejanos.

México no se queda atrás

En nuestro país, el fenómeno ha captado el interés tanto de científicos como de aficionados. El Instituto de Astronomía de la UNAM y el INAOE, con sede en Tonantzintla, Puebla, han anunciado foros y sesiones públicas para discutir los hallazgos sobre este visitante cósmico. Además, instituciones educativas poblanas como la BUAP y la UPAEP planean integrar este caso como ejemplo en sus programas de ciencia y tecnología.

En redes sociales, hashtags como #3IATLAS y #NaveExtraterrestre han generado tendencias virales, donde se mezclan explicaciones científicas con teorías conspirativas y memes. Para muchos, el objeto representa un nuevo impulso hacia la exploración espacial; para otros, una advertencia cósmica.

Mientras se espera que 3I/ATLAS se aproxime al Sol en octubre y a la Tierra en diciembre, iniciativas como la del joven Atsuhiro Yaginuma, estudiante en Michigan State, quien propone el envío de una sonda interceptora, comienzan a surgir en círculos académicos internacionales.

¿Qué sigue?

La historia de 3I/ATLAS apenas comienza. Lo que es seguro es que ha reavivado el debate sobre nuestra posición en el universo y la posibilidad de que no estemos solos. En palabras de Karen Meech, de la Universidad de Hawái: “Es una oportunidad única para estudiar un fragmento de otro sistema estelar”.

Y mientras el objeto sigue su curso por el sistema solar, en Puebla y el mundo se abre una ventana más hacia lo desconocido. ¿Mensaje alienígena, coincidencia orbital o simple cometa? La respuesta, por ahora, sigue viajando entre las estrellas.

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