Desde el vientre materno, comienzan a escribirse las primeras líneas de nuestra salud futura. Así lo sostienen especialistas de la Facultad de Química de la UNAM y el Instituto Nacional de Perinatología, quienes subrayan el impacto de la programación fetal, un proceso adaptativo durante la gestación que puede condicionar el bienestar físico y mental de toda una vida.

En entrevista para Gaceta UNAM, Ignacio Camacho Arroyo, investigador de la Unidad de Investigación en Reproducción Humana, explica que esta programación puede verse alterada por factores ambientales, biológicos o emocionales, como el sobrepeso, la diabetes o incluso la ansiedad que pueda experimentar la madre durante el embarazo.

“El estado de salud mental y metabólica de la madre influye directamente en el desarrollo de órganos, tejidos y hasta en la predisposición a enfermedades como obesidad, autismo o déficit de atención en sus hijos”, puntualiza Camacho Arroyo, quien coordina el número enero-abril 2025 de la revista Ciencia de la Academia Mexicana de Ciencias.

La edición se enfoca en el periodo conocido como “los primeros mil días” —del inicio del embarazo al segundo año de vida— como etapa crítica en la formación biológica y emocional. A través del artículo “¿Están nuestras enfermedades programadas antes de nacer?”, Camacho y la doctora Guadalupe Estrada Gutiérrez abordan el vínculo entre genética, medio ambiente y prevención.

Ambos investigadores afirman que la carga genética no es una sentencia definitiva: “La experiencia cotidiana, los hábitos alimenticios y el estilo de vida pueden modular o incluso revertir predisposiciones”, sostiene Camacho. Añaden que los factores socioeconómicos también inciden, pero no determinan por completo un embarazo saludable.

Con esta mirada, el énfasis se traslada del tratamiento a la prevención: conocer la programación fetal permite actuar a tiempo, especialmente en contextos como el mexicano, donde enfermedades metabólicas como la obesidad infantil siguen en niveles críticos.

Texto de Yazmín Ramírez Venancio y José Martín Juárez Sánchez / Facultad de Química. Para Gaceta UNAM.