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Ciclos lunares y cuerpo femenino: entre la ciencia, la energía y el autoconocimiento

En redes sociales, el interés por esta conexión se ha traducido en diarios lunares, talleres de autoconocimiento y comunidades en línea que reivindican lo que llaman “ciclicidad consciente”.

Redacción Más Sana

En los últimos años, un número creciente de mujeres ha comenzado a registrar su ciclo menstrual no solo con base en datos médicos, sino también en sintonía con las fases de la luna. Esta perspectiva, cada vez más difundida en círculos de salud holística y autoconocimiento, propone una mirada más simbólica y natural al cuerpo femenino, al reconocer paralelismos entre los ritmos lunares y hormonales.

El ciclo lunar dura aproximadamente 29.5 días, una duración que coincide con el promedio del ciclo menstrual. Esta coincidencia ha llevado a varias culturas a lo largo de la historia —desde las tradiciones indígenas americanas hasta el taoísmo chino— a vincular el cuerpo de la mujer con los movimientos celestes.

“La luna se ha considerado por siglos un espejo del cuerpo femenino. Las fases lunares no solo marcan mareas, sino también emociones, energía vital y momentos de renovación”, señala la terapeuta menstrual y doula Daniela Valverde, quien desde hace una década acompaña procesos de salud cíclica en América Latina.

Desde esta visión simbólica, la luna nueva se relaciona con la menstruación y el recogimiento; la luna creciente, con la etapa preovulatoria y el renacimiento de la energía; la luna llena, con la ovulación y la expansión emocional; y la luna menguante, con la introspección y la depuración.

Sin embargo, especialistas en salud como la ginecóloga Andrea Serrano advierten que esta lectura debe tomarse como un complemento, no como una guía absoluta: “No hay evidencia científica sólida que demuestre una sincronía fisiológica directa entre la luna y el ciclo menstrual. Pero si a las mujeres les resulta útil para su bienestar emocional o planificación personal, puede tener un valor subjetivo válido”.

En redes sociales, el interés por esta conexión se ha traducido en diarios lunares, talleres de autoconocimiento y comunidades en línea que reivindican lo que llaman “ciclicidad consciente”. No se trata solo de menstruar, afirman, sino de aprender a habitar cada fase con mayor aceptación y presencia.

Así, entre la tradición ancestral y la búsqueda moderna de bienestar, los ciclos lunares han dejado de ser solo un fenómeno astronómico para convertirse en una herramienta que invita a muchas mujeres a reconectar con su cuerpo desde otra mirada, una que mezcla ciencia, energía y memoria cultural.

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