
Aunque se trata de un término coloquial, el “migajero emocional” permite visibilizar dinámicas de dependencia, falta de límites personales y vínculos desequilibrados que afectan la salud mental y emocional.
Redacción Más Sana
En la conversación digital contemporánea, especialmente en redes sociales, ha cobrado fuerza el término “migajero” o “migajera” para describir a aquellas personas que aceptan muy poco afecto, atención o compromiso en una relación. Aunque suele usarse con humor o autocrítica, el concepto refleja una problemática emocional más profunda.
El comportamiento “migajero” se manifiesta en quienes esperan mensajes esporádicos, aceptan invitaciones de último minuto o se conforman con gestos mínimos de cariño, con la esperanza de que eso derive en una relación más sólida, aunque rara vez ocurre. En psicología, este patrón suele estar vinculado con un estilo de apego ansioso, baja autoestima o miedo al abandono.
Especialistas coinciden en que detrás de esta actitud puede haber un condicionamiento afectivo desde etapas tempranas, en las que recibir «migajas» emocionales fue lo único disponible. También puede estar motivado por la creencia inconsciente de no merecer una relación plena o por el temor constante a la soledad.
Aunque se trata de un término coloquial, el “migajero emocional” permite visibilizar dinámicas de dependencia, falta de límites personales y vínculos desequilibrados que afectan la salud mental y emocional.
El primer paso para romper con este patrón, señalan expertos, es reconocerlo, trabajar en la autoestima y establecer límites claros para construir relaciones más sanas y recíprocas
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