
La nutrición consciente implica también prestar atención al momento de comer: masticar despacio, evitar pantallas, reconocer la sensación de saciedad y elegir alimentos por su valor nutricional, no por impulso emocional.
Redacción Más Sana
En un contexto donde el ritmo acelerado de vida impacta directamente la salud física y emocional, cada vez más personas apuestan por la nutrición consciente como una vía integral para recuperar el equilibrio. No se trata solo de comer bien, sino de entender cómo ciertos alimentos influyen en el estado de ánimo, la energía y el bienestar mental.
Expertos en nutrición y salud mental han señalado que existe una relación directa entre lo que se consume y cómo se siente una persona. El intestino, conocido como “el segundo cerebro”, alberga millones de neuronas y es clave en la producción de serotonina, un neurotransmisor vinculado al buen estado de ánimo.
En este contexto, algunos superalimentos han ganado relevancia por sus efectos positivos en el cuerpo y la mente. Entre ellos destacan:
- Avena: rica en triptófano, ayuda a generar serotonina y estabiliza el ánimo.
- Plátano: fuente natural de potasio y vitamina B6, combate la fatiga mental.
- Pescados azules (como el salmón o la sardina): contienen omega-3, que favorece la salud cerebral y reduce la depresión.
- Nueces y semillas: mejoran la memoria y ayudan a manejar el estrés.
- Verduras de hoja verde: como espinaca y kale, ricas en magnesio, calman el sistema nervioso.
- Chocolate amargo: en pequeñas dosis, estimula la liberación de endorfinas.
Además, se ha popularizado el uso de dietas adaptadas a objetivos emocionales. La dieta mediterránea, por ejemplo, ha demostrado ser efectiva no solo en la prevención de enfermedades cardiovasculares, sino también en la mejora de la salud mental. Rica en vegetales, legumbres, aceite de oliva y pescado, favorece el equilibrio emocional.
La nutrición consciente implica también prestar atención al momento de comer: masticar despacio, evitar pantallas, reconocer la sensación de saciedad y elegir alimentos por su valor nutricional, no por impulso emocional.
Nutriólogos coinciden en que no existen soluciones milagrosas, pero sí hábitos que, con constancia, pueden transformar la salud integral. En palabras de la especialista en psiconutrición, Alejandra Méndez, “alimentar el cuerpo con conciencia es una forma de cuidar también la mente”.
Adoptar una alimentación basada en el respeto al cuerpo y a las emociones no solo fortalece el sistema inmunológico, también devuelve claridad mental, mejora la concentración y estabiliza el ánimo. Porque al final, lo que se come también construye lo que se siente.
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