El acné hormonal puede ser frustrante, pero con el tratamiento adecuado y cambios en el estilo de vida, es posible controlarlo.

Redacción Más Sana

El acné hormonal es una afección cutánea que afecta a adolescentes y adultos debido a fluctuaciones en los niveles hormonales. Aunque suele asociarse con la pubertad, también puede presentarse en mujeres durante la menstruación, el embarazo o la menopausia.

¿Por qué el desequilibrio hormonal causa acné?

Las hormonas, especialmente los andrógenos como la testosterona, pueden estimular la producción excesiva de sebo, una sustancia oleosa que obstruye los poros y favorece la proliferación de bacterias como Propionibacterium acnes. Esto provoca inflamación y la aparición de granos, puntos negros y quistes.

Factores que pueden desencadenar el acné hormonal:

• Menstruación y menopausia: Cambios en los niveles de estrógeno y progesterona.
• Síndrome de ovario poliquístico (SOP): Aumento de andrógenos que afecta la piel.
• Estrés: Eleva el cortisol, lo que puede agravar el acné.
• Dieta: Consumo excesivo de lácteos y alimentos con alto índice glucémico.

Tratamientos médicos para el acné hormonal

Los dermatólogos pueden recomendar diversas opciones según la gravedad del acné:

• Anticonceptivos hormonales: Regulan los niveles de estrógeno y progesterona.
• Retinoides tópicos: Ayudan a renovar la piel y prevenir la obstrucción de los poros.
• Antibióticos: Reducen la inflamación y el crecimiento bacteriano.
• Terapia hormonal: En casos severos, se pueden recetar medicamentos como la espironolactona.

Remedios naturales para el acné hormonal

Además de los tratamientos médicos, algunos hábitos pueden ayudar a mejorar la piel:

• Dieta equilibrada: Reducir el consumo de azúcar y lácteos.
• Infusiones de té verde: Contiene antioxidantes que reducen la inflamación.
• Aceite de árbol de té: Aplicado de forma tópica, combate las bacterias del acné.
• Ejercicio y manejo del estrés: Ayuda a regular los niveles hormonales.

Conclusión

El acné hormonal puede ser frustrante, pero con el tratamiento adecuado y cambios en el estilo de vida, es posible controlarlo. Consultar a un especialista es clave para encontrar la mejor solución según cada caso.