
Una guía para padres y adolescentes para enfrentar juntos esta etapa con empatía y salud
Redacción Más Sana
La adolescencia es una etapa de cambios intensos, tanto físicos como emocionales. Uno de los desafíos más comunes y visibles durante este periodo es el acné, una afección cutánea que afecta aproximadamente al 80% de los jóvenes entre los 12 y 18 años. Aunque no representa un problema de salud grave en la mayoría de los casos, su impacto emocional puede ser significativo.
El acné, causado por factores hormonales, exceso de grasa en la piel, células muertas y bacterias, suele presentarse en rostro, pecho y espalda. En muchos adolescentes, va acompañado de inseguridad, ansiedad y baja autoestima. Por eso, más allá de los tratamientos, es crucial brindar comprensión y apoyo.
Comprensión antes que crítica: el rol de las familias
Es fundamental que padres y tutores comprendan que el acné no es sinónimo de mala higiene o descuido personal. Comentarios como “no te lavas bien la cara” o “no comas tanta grasa” pueden reforzar sentimientos de culpa y vergüenza. En su lugar, se recomienda ofrecer un ambiente empático, abierto al diálogo y enfocado en soluciones saludables.
Consejos prácticos para adolescentes y sus familias
- Acudir con un dermatólogo: No todos los brotes de acné requieren medicamentos, pero una valoración médica puede evitar la automedicación y prevenir complicaciones como cicatrices permanentes.
- Establecer una rutina de limpieza: Lavar el rostro dos veces al día con un limpiador suave es suficiente. El exceso de lavado o el uso de productos abrasivos puede empeorar la condición.
- Evitar tocar o exprimir los granos: Esta práctica puede agravar la inflamación y generar infecciones o marcas.
- Hidratar y proteger la piel: Usar productos no comedogénicos (que no obstruyen los poros) es clave. Además, aplicar protector solar ayuda a evitar manchas.
- Monitorear el impacto emocional: Si el acné afecta la seguridad o las relaciones del adolescente, es útil considerar el acompañamiento psicológico.
- Ser pacientes con los resultados: Los tratamientos dermatológicos toman semanas o meses en mostrar mejoras. Es importante mantener la constancia y el apoyo familiar.
Más allá de la piel: cuidar la autoestima
El acné puede ser pasajero, pero sus efectos emocionales pueden durar. Escuchar sin juzgar, compartir experiencias personales y reforzar la autoestima del adolescente más allá de su apariencia, son formas efectivas de acompañarlos.
En una etapa donde la imagen personal adquiere gran importancia, abordar el acné con información, sensibilidad y respeto hace la diferencia. Porque más allá del tratamiento, lo que más necesitan los adolescentes es sentirse comprendidos y respaldados en su proceso de crecimiento.
Cuidar la piel también es cuidar el alma.
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