
Además, acudir con especialistas en fisioterapia, rehabilitación o ergonomía puede ayudar a identificar malos hábitos y corregirlos con ejercicios específicos.
Redacción Más Sana
En la oficina, en casa, frente a una computadora o incluso al dormir: mantener una postura adecuada es clave para evitar molestias musculares, dolores crónicos y lesiones a largo plazo. Este conjunto de hábitos se conoce como higiene postural, y aunque muchas veces se ignora, es una herramienta poderosa para cuidar el cuerpo sin necesidad de medicamentos o intervenciones costosas.
¿Qué es la higiene postural?
La higiene postural es el conjunto de normas y recomendaciones para colocar el cuerpo de forma correcta en distintas actividades diarias: al caminar, sentarse, levantar objetos, dormir o permanecer de pie. Su objetivo principal es proteger el aparato músculo-esquelético y prevenir tensiones innecesarias que puedan desencadenar dolores en cuello, espalda, hombros o extremidades.
El enemigo silencioso: el sedentarismo
Con jornadas laborales largas, el teletrabajo y el uso intensivo de dispositivos móviles, la mayoría de las personas pasa varias horas al día en posiciones poco ergonómicas. Permanecer encorvado frente a la pantalla, dormir en colchones inadecuados o cargar objetos con una mala técnica pueden parecer acciones inofensivas, pero sus efectos acumulativos se traducen en dolencias comunes como:
- Dolor lumbar o cervical
- Contracturas musculares
- Hernias de disco
- Cefaleas tensionales
- Lesiones en articulaciones
Claves para una buena postura
Adoptar una higiene postural correcta no requiere de grandes inversiones, pero sí de conciencia y constancia. Aquí algunas recomendaciones básicas:
- Al estar sentado: pies apoyados en el suelo, rodillas a 90°, espalda recta, hombros relajados y la pantalla a la altura de los ojos.
- Al levantar objetos: flexionar las rodillas y no la espalda, mantener el peso cerca del cuerpo.
- Al dormir: elegir un colchón firme y una almohada que mantenga la cabeza alineada con la columna.
- Al caminar o estar de pie: mantener la cabeza erguida, distribuir el peso en ambos pies y evitar encorvarse.
- Pausas activas: cada 30-60 minutos, levantarse, estirarse o caminar brevemente para relajar los músculos.
Educación postural desde edades tempranas
Especialistas recomiendan inculcar la higiene postural desde la infancia. Una mochila mal colocada, largas horas frente al celular o una mala postura al estudiar pueden afectar el desarrollo físico de niños y adolescentes, generando problemas que se arrastran hasta la edad adulta.
Aliados tecnológicos y terapéuticos
Actualmente, existen apps, correas posturales y escritorios ajustables que ayudan a mantener una buena alineación corporal. Además, acudir con especialistas en fisioterapia, rehabilitación o ergonomía puede ayudar a identificar malos hábitos y corregirlos con ejercicios específicos.
Conclusión
La higiene postural es una forma de autocuidado silenciosa pero poderosa. Adoptarla en la rutina diaria no solo previene dolores, sino que mejora la calidad de vida, el rendimiento físico y la concentración. Basta con pequeños cambios conscientes para que el cuerpo lo agradezca, hoy y en el futuro.
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