
Aunque no se considera altamente adictiva, la marihuana puede generar dependencia psicológica y un síndrome de abstinencia leve.
Redacción Más Sana
En medio de un creciente debate global sobre su legalización y uso, la marihuana se ha convertido en un tema central en las discusiones sobre salud pública. Si bien sus propiedades medicinales han sido reconocidas en diversos países, especialistas advierten sobre los posibles efectos negativos asociados a su consumo, especialmente en contextos no regulados.
Evidencia médica respalda su uso terapéutico
Diversos estudios científicos han documentado beneficios reales del uso médico de la marihuana, principalmente a través de sus componentes activos: el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). Uno de sus principales aportes se encuentra en el tratamiento del dolor crónico, donde ha mostrado eficacia frente a dolores neuropáticos y musculares, reduciendo la dependencia de opioides.
También se ha utilizado como apoyo en enfermedades neurológicas como la epilepsia, la esclerosis múltiple y el párkinson, ayudando a controlar espasmos y mejorando la calidad de vida de pacientes. En el ámbito oncológico, la marihuana puede aliviar los efectos secundarios de la quimioterapia, como náuseas, vómito y pérdida del apetito.
Por otro lado, estudios recientes han explorado el uso del CBD en trastornos de salud mental, con resultados prometedores en el tratamiento de la ansiedad y la depresión, aunque aún se requiere más investigación para validar su eficacia clínica.
Riesgos asociados al consumo recreativo y prolongado
A pesar de sus propiedades medicinales, el uso recreativo o no supervisado de la marihuana puede implicar riesgos, especialmente entre jóvenes y consumidores frecuentes. Investigaciones apuntan a que el uso temprano puede alterar procesos de memoria, atención y aprendizaje, con efectos negativos en el desarrollo cognitivo.
Además, aunque no se considera altamente adictiva, la marihuana puede generar dependencia psicológica y un síndrome de abstinencia leve, con síntomas como irritabilidad, insomnio y pérdida del apetito.
La comunidad médica también ha alertado sobre la posible relación entre el consumo frecuente de marihuana y un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos, como psicosis o esquizofrenia, en personas con antecedentes genéticos. Finalmente, su consumo por vía inhalada puede afectar los pulmones, generando bronquitis y otros padecimientos respiratorios.
El equilibrio entre regulación y educación
El debate sobre la marihuana sigue abierto, pero la evidencia apunta a una conclusión clara: se trata de una planta con alto potencial terapéutico, siempre y cuando su uso sea regulado, informado y supervisado por especialistas. Legalizarla sin mecanismos de control puede abrir la puerta a riesgos sanitarios, pero negarse a aprovechar sus beneficios médicos también representa una oportunidad perdida.
La clave está en encontrar el equilibrio, fomentando políticas públicas basadas en la ciencia, la prevención y la responsabilidad.
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