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¿Saltarte comidas? Un mal hábito que pone en riesgo tu salud

Más allá de la pérdida de peso o la agenda apretada, está en juego el bienestar integral.

Revista Más Sana

En un mundo donde las prisas y las agendas saturadas marcan el ritmo del día a día, saltarse comidas o “mal pasarse” —como se dice coloquialmente en México— se ha convertido en una práctica común. Ya sea por trabajo, estrés, falta de apetito o incluso por intentar perder peso, cada vez más personas omiten el desayuno, retrasan la comida o sustituyen la cena por un café rápido. Sin embargo, este hábito tiene consecuencias reales sobre la salud, muchas veces subestimadas.

Un impacto que va más allá del hambre

Cuando el cuerpo no recibe alimento en los horarios habituales, se activa un estado de alerta: baja el nivel de glucosa, disminuye la concentración y se altera el estado de ánimo. “La gente piensa que saltarse comidas es inofensivo, pero puede provocar desde gastritis hasta alteraciones metabólicas importantes”, advierte la nutrióloga clínica Fernanda Romo.

Estragos en el metabolismo y el corazón

El malpasarse con frecuencia puede desacelerar el metabolismo, haciendo que el cuerpo almacene más grasa en lugar de quemarla. Además, estudios han revelado que no comer a tiempo está relacionado con mayores niveles de colesterol y presión arterial, factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares.

¿Qué pasa con el cerebro?

El cerebro necesita energía constante. Saltarse comidas puede provocar falta de concentración, irritabilidad, fatiga y, en casos crónicos, incluso afectar la memoria. “Cuando nos malpasamos, el cuerpo entra en una especie de economía de emergencia, sacrificando funciones no esenciales para sobrevivir”, explica la psicóloga alimentaria Laura Vázquez.

Aumenta la probabilidad de comer en exceso

Otro efecto común de malpasarse es el “atracón” posterior. Después de muchas horas sin comer, el cuerpo exige calorías rápidas, y esto suele traducirse en antojos altos en azúcar, grasa y sal. Lejos de equilibrar la dieta, esto genera ciclos de alimentación inestables y dañinos.

Comer bien es un acto de autocuidado

Nutricionistas y médicos coinciden: establecer horarios regulares de comida, priorizar alimentos frescos y evitar ayunos prolongados sin supervisión son medidas esenciales para preservar la salud. Alimentarse a tiempo no solo es una necesidad biológica, también es un acto de respeto hacia el propio cuerpo.

Conclusión:
Saltarse comidas no debería ser una opción cotidiana. Más allá de la pérdida de peso o la agenda apretada, está en juego el bienestar integral. Comer bien y a tiempo es un hábito sencillo que puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida.

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