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La emergencia por cólera es evitable: OMS

En los últimos meses el mundo ha sido testigo de un rebrote del cólera. El año pasado se produjeron brotes en hasta 30 países, y en 2023 seguimos observando una propagación geográfica preocupante

Redacción Más Sana

El mundo se enfrenta a un incremento importante del cólera, que afecta incluso a países donde esta enfermedad no estaba presente desde hacía décadas. Los avances logrados durante años contra esta enfermedad ancestral se han esfumado. Aunque nos encontramos ante una situación sin precedentes, la enseñanza a extraer no es nueva: las únicas soluciones sostenibles y a largo plazo que permiten poner fin a esta emergencia por cólera, y prevenir otras futuras, son el agua potable salubre, el saneamiento y la higiene.

La situación del cólera a nivel mundial es preocupante. Sin embargo, a la vez que hoy celebramos el Día Mundial del Agua, y en Nueva York comienza la histórica Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua, el Grupo Especial Mundial de Lucha contra el Cólera (GTFCC) hace un llamamiento a los países y a la comunidad internacional para que transformen esa preocupación en actuaciones concretas.

Primera. Para prevenir futuros brotes, los países necesitan contar con unos sistemas robustos de vigilancia de la salud pública que sean capaces de detectar y confirmar rápidamente los casos de cólera, a fin de poder adoptar medidas inmediatas. Los países que actualmente padecen brotes diseminados necesitan apoyo inminente para hacer un seguimiento de esta crisis y combatirla. No podemos resolver un problema que no vemos.

Segunda. Invertir en agua, saneamiento e higiene (ASH) para poner fin al ciclo que nos lleva de una emergencia a la siguiente. Cuando se produce un brote de cólera, los equipos de respuesta se apresuran a proporcionar jabón y pastillas de cloro, suministran agua potable en camiones y construyen letrinas provisionales a fin de evitar su propagación. Aunque, sin duda, estas actuaciones salvan vidas, las inversiones a más largo plazo en infraestructuras de ASH pueden prevenir los brotes desde el inicio. En cualquier lugar del mundo donde se haya eliminado el cólera, este logro se ha conseguido gracias a la mejora de los servicios básicos de ASH, el acceso a los cuales es un derecho humano reconocido internacionalmente.

Las mejoras a largo plazo son más eficientes que las respuestas de emergencia, ya que, si bien el cólera es un problema de salud, ante todo lo es de desarrollo.

Tercera. Centrar los esfuerzos en los focos de cólera. Para combatir el cólera es necesario aplicar una estrategia centrada en los focos (zonas o distritos de salud) donde se concentran los casos. Centrarse en los focos de cólera duplica con creces el rendimiento de las inversiones en agua potable, saneamiento e higiene: entre US$ 4,30 y US$ 10 por cada US$1 invertido.

Cuarta. Brindar respaldo a la elaboración y puesta en práctica de planes nacionales contra el cólera, incluido el presupuesto asignado a los servicios de ASH. Estos planes nacionales establecen las medidas multisectoriales necesarias para prevenir y controlar el cólera de manera sostenida, incluso mediante la administración de vacunas anticoléricas orales, situando a las comunidades en el centro de esas medidas. 

La pobreza, los conflictos y las catástrofes siguen favoreciendo la propagación del cólera, que ahora se ve especialmente reforzado por el cambio climático. El futuro presenta muchos desafíos, pero, al menos para el cólera, tenemos la respuesta: ofrecer acceso a servicios de agua potable, saneamiento e higiene en los focos de la enfermedad. Si de manera urgente se realizan inversiones bien orientadas llegaremos hasta allí. 

CIFRAS MUNDIALES

En los últimos meses el mundo ha sido testigo de un rebrote del cólera. El año pasado se produjeron brotes en hasta 30 países, y en 2023 seguimos observando una propagación geográfica preocupante. Países como el Líbano, Sudáfrica y Siria están sufriendo brotes por primera vez en décadas. No solo despierta preocupación el número y la propagación de los brotes, sino  también su gravedad. La tasa de letalidad promedio de los brotes actuales duplica el umbral objetivo de menos del 1%.

Muchos de estos brotes tienen claros vínculos con los fenómenos climáticos extremos, los cuales provocan situaciones de exceso y de defecto de agua que a su vez actúan como potentes impulsores del cólera. Estas situaciones interrumpen el acceso a los suministro de agua, de manera que la gente puede verse obligada a abandonar sus hogares para trasladarse a otros asentamientos más provisionales, que en ocasiones están hacinados. De cara al futuro, podemos esperar inundaciones, sequías, tormentas y desplazamientos más frecuentes. Aparte del cambio climático, los ejercicios de modelización muestran que, si no actuamos ahora, el crecimiento de la población y la urbanización por sí solos podrían duplicar los casos de cólera en los próximos 20 años.

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