La función del dolor
La palabra “función” remite a “escenario”… ¿El dolor es real o sólo un personaje en el escenario de las emociones?
Mónica Cázares / Directora de EPUHC
Las relaciones interpersonales se desarrollan a través del diálogo, el modo que tenemos de ser humanos, y es por ello que se hace necesario tomar conciencia de que vivimos inmersos en redes de conversación, a través de las cuales se conserva, realiza y genera un modo de vida. Si estas redes se encuentran cerradas no habrá función, pues sin espacio para expresarnos estaremos constantemente en la búsqueda del bienestar y la liberación de ciertas emociones que muchas veces coartan nuestra autonomía.
Cuando los niños se forman dentro de este tipo de escenarios mudos, viven en desamor, y al no encontrar espacios de expresión en sus familias, existirá en ellos un dejo de ausencia,
de no ser vistos. Al pasar los años se convertirán en adolescentes en búsqueda de ese bienestar en otros escenarios que les brinden sensación de presencia.
La mayoría de los dolores del alma proviene de no sentirse visto y de sentir que se ha vivido en desamor. De aquí la trascendencia de crear el escenario para aprender a escucharnos y a escuchar al otro, acciones inseparables para conversar. Cuando mantenemos guardados nuestros dolores no nos expresamos y por lo tanto no nos liberamos.
Si lo natural es sentirse bien… ¿Por qué nos sumimos en sentimientos como la rabia, el dolor o la tristeza? ¿Por qué nos cuesta salir de ellos? Hay que contactarlos para que existan y nos demos cuenta de lo que nos producen. Así lograremos aceptarlos y darles la parte del guión que les corresponde en nuestro escenario de emociones.
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