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Se recomienda una dieta alta en proteínas animales y baja en carbohidratos. Aquí hay una lista de alimentos que pueden ser beneficiosos o perjudiciales:

Redacción Más Sana

La relación entre la dieta y la salud ha sido tema de interés durante décadas, y una de las teorías que ha capturado la atención es la dieta del tipo sanguíneo. En el programa Más Sana Live, la biomagnetista y psicóloga de la nutrición, Lulú Farrera, nos sumergió en los detalles de esta teoría, especialmente centrada en las personas con tipo de sangre O.

La dieta del tipo sanguíneo fue propuesta por el doctor Peter J. D’Adamo en los años 90. Según esta teoría, cada tipo de sangre (A, B, AB y O) tiene necesidades y tolerancias dietéticas específicas. D’Adamo argumenta que seguir una dieta personalizada para tu tipo de sangre puede mejorar tu salud y prevenir enfermedades. Aunque esta teoría ha generado debate en la comunidad científica debido a la falta de evidencia sólida, muchos aún encuentran interesante su enfoque.

Para aquellos con tipo de sangre O, se recomienda una dieta alta en proteínas animales y baja en carbohidratos. Aquí hay una lista de alimentos que pueden ser beneficiosos o perjudiciales:

Alimentos beneficiosos para el tipo O:

• Proteínas: Carne magra, aves de corral, pescado y mariscos.
• Vegetales: Espinacas, brócoli, kale, cebollas, batatas, calabazas, pimientos y alcachofas.
• Frutas: Ciruelas, uvas, higos, sandías, kiwis, papayas y piñas.
• Grasas: Aceite de oliva, aceite de linaza y aceite de pescado.
• Otros: Té verde, jengibre, ajo, algas marinas y vinagre de manzana.

Alimentos a evitar para el tipo O:

• Lácteos: Leche, queso y helado.
• Granos: Trigo, maíz y productos de harina de trigo.
• Legumbres: Lentejas, frijoles y cacahuetes.
• Verduras: Col, coliflor, champiñones, papas y maíz.
• Frutas: Naranjas, fresas, cocos y caquis.
• Carnes procesadas: Salchichas, tocino y embutidos.
• Otros: Café, té negro, vinagre de malta y maíz.

Un consejo valioso que nos dio Lulú Farrera es mantener un registro de los alimentos que nos hacen sentir mal, para aprender a escuchar nuestro cuerpo y evitarlos en el futuro. Aunque la dieta del tipo sanguíneo puede no ser adecuada para todos, explorar cómo los diferentes alimentos afectan tu salud puede ser un paso hacia una dieta más saludable y personalizada.