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Dar y recibir: El principio para alcanzar la grandeza

regalar amor, esperanza, ánimo y compasión, sin esperar nada a cambio, es un acto valioso

Sagrario Grande / Yugadharma

La naturaleza misma nos enseña que el equilibrio entre dar y recibir es esencial para el flujo creador de la vida. Los seres vivos, al igual que los elementos naturales, participan en un constante intercambio de energía. Este mismo principio se aplica a los seres humanos. Si aspiras a alcanzar la grandeza en la vida, es fundamental comprender y aplicar este principio.

Dar implica recibir. Si solo damos y no somos capaces de recibir, esto puede ser indicativo de una baja autoestima, y además, puede fomentar comportamientos egoístas en los demás. Por otro lado, si solo recibimos y no damos, esto también puede reflejar un crecimiento del egoísmo en nuestro interior. La acción de dar nos permite multiplicar la bondad, el amor, la compasión y la comprensión hacia los demás. Esta reciprocidad de dar y recibir es saludable para todos y nos hace más humanos y conscientes de nuestro entorno. Además, contribuye a que nuestra energía fluya, manteniendo así nuestro equilibrio interior.

En esta época navideña, te invito a practicar el arte de dar y recibir. No necesitas recursos materiales abundantes, ya que a menudo una simple frase o un abrazo sincero pueden crear momentos que perdurarán en el corazón de quienes los reciben.

Permíteme compartir contigo una historia: David recibió un lujoso automóvil como regalo de su hermano. Al salir a la calle con su nuevo vehículo, se encontró con un niño que admiraba el coche. El niño le preguntó si el automóvil era suyo, y David le respondió que sí, explicándole que era un regalo de su hermano. El niño reflexionó y le dijo: «Así que tu hermano te lo regaló, y a ti no te costó nada… ¡Cómo me gustaría poder ser un hermano como el tuyo!» David, sorprendido, lo invitó a dar un paseo en el coche.

Durante el viaje, el niño le pidió a David que se detuviera frente a su casa. Bajó del automóvil y regresó con su hermanito, quien tenía discapacidades. Le permitió a su hermanito mirar el coche. Al final, el niño le expresó a David su deseo de que algún día podría comprar un coche igual para su hermano, para que pudiera disfrutar de las mismas cosas hermosas que le había contado. Conmovido por este gesto, David invitó al niño y a su hermano a dar un paseo en su coche, lo que creó un momento inolvidable. David comprendió que dar es mucho más hermoso que recibir.

No olvides que regalar amor, esperanza, ánimo y compasión, sin esperar nada a cambio, es un acto valioso.

Optemos por ser personas dispuestas a brindar a quienes lo necesitan, ya que una simple actitud de dar puede cambiar una vida.

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